Recibir sus tarjetas y calcomanías era la Gloria!
Esto sucedió en el año escolar de 1991; Martín cursaba 5to y yo 6to grado respectivamente. Cabe resaltar, que mi colección de calcomanías- estratégicamente guardada en mi maleta de barbies-, aumentó de modo exponencial para mayor orgullo de mi gloria y para envidia de las demás coleccionistas con las que me codeaba...
Lo que más me gustaba de sus regalos era la sorpresa de la entrega, la disciplina de la pasión y sobre todo el pensarlo escogiendo en la librería de nuestro colegio, las tarjetas y calcomanías.
A diferencia de mi amor platónico - a quien asumía como parte inherente de mí-; con él quería pasar de la puerta del colegio a la puerta de lo desconocido y así cruzar al portal de la vida eterna!
Me sentía totalmente expuesta, como carne de
res en carnicería,
todo el mundo opinaba y aparecía colgado un pedazo de mi muslo;
otros me jalaban y mi posta en el gancho metálico negro chorreaba gotas de sangre encima del mostrador.
No había escapatoria... el único modo de salir de ahí era someterme a la tribulación pública, perder mi privacidad, nuestra privacidad y terminar el circo lo más dignamente posible. Es así como fui empujada al segundo piso, a un cuarto hasta terminar el periplo encerrada con él en un baño.
Mi primer ritual de amor y yo sentía emoción y violencia y no
podía dejar de temblar,
las manos y los pulmones temblaban al unísono en un baile siniestro con un "pinch" de hermoso y excitante...
Segundo piso, baño, testigos, abucheos, declaración y finalmente el momento más largo; el pueblo pidiendo a gritos el sello, el beso - la maldita liberación.
todo el mundo opinaba y aparecía colgado un pedazo de mi muslo;
otros me jalaban y mi posta en el gancho metálico negro chorreaba gotas de sangre encima del mostrador.
No había escapatoria... el único modo de salir de ahí era someterme a la tribulación pública, perder mi privacidad, nuestra privacidad y terminar el circo lo más dignamente posible. Es así como fui empujada al segundo piso, a un cuarto hasta terminar el periplo encerrada con él en un baño.
las manos y los pulmones temblaban al unísono en un baile siniestro con un "pinch" de hermoso y excitante...
Segundo piso, baño, testigos, abucheos, declaración y finalmente el momento más largo; el pueblo pidiendo a gritos el sello, el beso - la maldita liberación.
En ese momento mandé al carajo al tal
conejo de la suerte y a la botellita ya que no sirvieron de
amortiguamiento para catapultar mi ralo coraje.
Experimenté entonces también por primera vez la dualidad.
Experimenté entonces también por primera vez la dualidad.
Felicidad y violencia al mismo tiempo, ser
juez y parte, víctima y victimaria.
Dualidad: La felicidad de saber que nos gustábamos me abarcaba por completo,
la posibilidad de que fuéramos novios me desbordaba y me hacía aplaudir desde arriba a los autores de tal confabulación; con el otro ojo, veía como tonta a la niña que temblaba de nervios y que no sabía cómo demonios debía decir que si y acompañar el beso de liberación e iniciación.
Mi camisa era blanca y traía en el centro una flor de colores fosforescentes magenta, naranja y verde que combinaba con mi falda de 3 vuelos, cada uno del color de la flor. Los zapatos eran un desastre que a mi parecer no combinaban del todo pero me llevaron hasta el baño y momentos antes me permitieron un par de piezas en la pista de baile.
La oficialización de aquel amor me caló tan hondo que no podía hacer más que esconderme y derretir las flores de mi camisa blanca en silencio...
No fueron estímulos positivos los que recibí post iniciación del amor tampoco; la burla siguió y mi confusión se hizo aún mayor al punto que dejé de desear participar de los rituales colectivos y empecé a navegar más ávidamente en los universos paralelos individuales de la fantasía. Así pues el día de la foto para el anuario del colegio, tras una fuerte negociación – suplica a mi madre, me ausenté y mi nombre sin rostro fue el registro de mi educación primaria.
Parecía ser despreciable ir avanzando hacia esos rituales
cuando la misma gente los armaba, para luego condenarte y masturbarse en
el reino de la mofa.
Después de ese fin de semana, mi vida escolar no volvió a ser
la misma. El lunes siguiente mi status quo había automáticamente cambiado y era
del litoral ennoviado. Yo en cambio apenas notaba desde lo alto de las
escaleras que Martín se acercaba, retrocedía sin gracia y me
iba a toda prisa... ¡huía!
Cuando él estaba lejos yo lo miraba ensimismada y me acercaba invisible a la par suya; le contaba cosas, lo acariciaba-exploraba, le daba mil picos y uno que otro beso atrevido con lengua.
Cuando de lejos cruzábamos mirada y una vez recuperada del chispazo, intentaba decirle en silencio que me paralizaba todo esto, que me gustaba mucho y por lo tanto ocupaba correr para no derretirme, que me sonrojaba solo al repetir su nombre y que en algún sol paralelo volábamos libres solo él y yo.
Pero que no sabía cómo se expresaba eso, no sabía que debía hacer y mis 4 ojos no podían capearse las miradas de los y las compañeras de clases. TODO EL MUNDO OPINABA pero ninguna de sus opiniones me aportaba, me daba norte o me suavizaba. ¡Una vez más había que destazar al tal conejo de la suerte y quebrar en pedazos la tal botellita!
Con un desprecio auto defensivo proveniente del mareo que me provocaba no poder expresar lo sutil, el amor, lo bonito, lo suave, cuando me avisaron de su llamada en las vacaciones del 92, el corazón se me congeló de emoción y cuando abrí la boca salió un martillo con mil puntas de hierro directo a su corazón. ¡El matadero puro de la carnicería!
Quería verlo en el parque de la sábana pero no pude decir
eso... quería por fin estar en un lugar donde solo él y yo nos conociéramos,
sin testigos ni preámbulos condenatorios. Dos desconocidos descubriéndose en el
amor orgasmados por tomarnos de la mano.
Fui a la copa del café rezándole a la sincronía que nos
juntara pero ya todo estaba martillado. Nos había matado a ambos y de este modo
conocí por primera vez lo que era tener el corazón roto... Me acusé
inmediatamente de homicidio y suicidio y el resto de las vacaciones entre
en el limbo amable donde una puberta se va a refugiar cuando se le fractura la
dirección al eje...
Desde mi apreciación de la historia, Martín y yo encontramos un medio y fuimos pioneros en el amor a través de la tecnología para el amor.
Mi nulo conocimiento para expresar amor en el plano 3D encontró la palabra y el medio.
Hablábamos "horas" por teléfono y la línea nos catapultaba al infinito, cabalgábamos estrellas fugaces y nos conectábamos desde un plano no físico.
Coronamos el uso de la tecnología intercambiando faxes! Tecnología para el amor! El sonido del fax anunciaba el siguiente vuelo sin escalas a la gloria, ver la concreción a través de ese papel, verlo parirse a su tiempo hasta hacer sentido al mensaje escrito y zuaz! el maravilloso sonido orgásmico al arrancar el papel de la máquina para olerlo y sentir el aroma del portal de lo desconocido, el olor de lo intangible, de nuestro noviazgo!
Eso señoras y señores era el cielo de mis tardes
Dualidad: La felicidad de saber que nos gustábamos me abarcaba por completo,
la posibilidad de que fuéramos novios me desbordaba y me hacía aplaudir desde arriba a los autores de tal confabulación; con el otro ojo, veía como tonta a la niña que temblaba de nervios y que no sabía cómo demonios debía decir que si y acompañar el beso de liberación e iniciación.
Mi camisa era blanca y traía en el centro una flor de colores fosforescentes magenta, naranja y verde que combinaba con mi falda de 3 vuelos, cada uno del color de la flor. Los zapatos eran un desastre que a mi parecer no combinaban del todo pero me llevaron hasta el baño y momentos antes me permitieron un par de piezas en la pista de baile.
La oficialización de aquel amor me caló tan hondo que no podía hacer más que esconderme y derretir las flores de mi camisa blanca en silencio...
No fueron estímulos positivos los que recibí post iniciación del amor tampoco; la burla siguió y mi confusión se hizo aún mayor al punto que dejé de desear participar de los rituales colectivos y empecé a navegar más ávidamente en los universos paralelos individuales de la fantasía. Así pues el día de la foto para el anuario del colegio, tras una fuerte negociación – suplica a mi madre, me ausenté y mi nombre sin rostro fue el registro de mi educación primaria.
Cuando él estaba lejos yo lo miraba ensimismada y me acercaba invisible a la par suya; le contaba cosas, lo acariciaba-exploraba, le daba mil picos y uno que otro beso atrevido con lengua.
Cuando de lejos cruzábamos mirada y una vez recuperada del chispazo, intentaba decirle en silencio que me paralizaba todo esto, que me gustaba mucho y por lo tanto ocupaba correr para no derretirme, que me sonrojaba solo al repetir su nombre y que en algún sol paralelo volábamos libres solo él y yo.
Pero que no sabía cómo se expresaba eso, no sabía que debía hacer y mis 4 ojos no podían capearse las miradas de los y las compañeras de clases. TODO EL MUNDO OPINABA pero ninguna de sus opiniones me aportaba, me daba norte o me suavizaba. ¡Una vez más había que destazar al tal conejo de la suerte y quebrar en pedazos la tal botellita!
Con un desprecio auto defensivo proveniente del mareo que me provocaba no poder expresar lo sutil, el amor, lo bonito, lo suave, cuando me avisaron de su llamada en las vacaciones del 92, el corazón se me congeló de emoción y cuando abrí la boca salió un martillo con mil puntas de hierro directo a su corazón. ¡El matadero puro de la carnicería!
Desde mi apreciación de la historia, Martín y yo encontramos un medio y fuimos pioneros en el amor a través de la tecnología para el amor.
Mi nulo conocimiento para expresar amor en el plano 3D encontró la palabra y el medio.
Hablábamos "horas" por teléfono y la línea nos catapultaba al infinito, cabalgábamos estrellas fugaces y nos conectábamos desde un plano no físico.
Coronamos el uso de la tecnología intercambiando faxes! Tecnología para el amor! El sonido del fax anunciaba el siguiente vuelo sin escalas a la gloria, ver la concreción a través de ese papel, verlo parirse a su tiempo hasta hacer sentido al mensaje escrito y zuaz! el maravilloso sonido orgásmico al arrancar el papel de la máquina para olerlo y sentir el aroma del portal de lo desconocido, el olor de lo intangible, de nuestro noviazgo!
Eso señoras y señores era el cielo de mis tardes
¿ Quién iba a pensar que mi frialdad al día
siguiente en el colegio estaba precedida por esta sinfonía tecnológica -
expresiva?! Nadie! Era el Tesoro, el
ritual de la complicidad de dos en la individualidad que ama y que puede
aportar cada parte!
Estudiaba la sincronía ojo, raqueta, golpe, movimiento de sus piernas; no podía entender cómo es que entre el fútbol y el tenis la quedara tiempo para ejercer esa hermosa caligrafía para dedicarme las tarjetas y calcomanías.
Después de un tiempo nuestra amistad nació, intermitente pero presente. Aquel todo simple que deseaba con él llegó a darse y desde nuestro camino de pubertos y adolescentes hasta el día de hoy, logramos transitar al último portal, el portal de la amistad –sin hoja de ruta-, desde donde cohabitamos y desde donde sigue habiendo cosecha de primera o postrera y sin ningún maldito efecto del niño o la niña.
Estudiaba la sincronía ojo, raqueta, golpe, movimiento de sus piernas; no podía entender cómo es que entre el fútbol y el tenis la quedara tiempo para ejercer esa hermosa caligrafía para dedicarme las tarjetas y calcomanías.
Después de un tiempo nuestra amistad nació, intermitente pero presente. Aquel todo simple que deseaba con él llegó a darse y desde nuestro camino de pubertos y adolescentes hasta el día de hoy, logramos transitar al último portal, el portal de la amistad –sin hoja de ruta-, desde donde cohabitamos y desde donde sigue habiendo cosecha de primera o postrera y sin ningún maldito efecto del niño o la niña.
ACO/2.07.2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario