Finalmente aprendió a hablar
bajito,
Susurrar palabras con peso y
contundencia sin que un pelo se levante o la oreja se erice,
Se refugió atrás de un piano y su
cerebro empezó a nadar en mansas aguas,
Colándose la quietud entre sus dedos
llenos de arena
ACO/Abril, 2016.
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