Enero es el
mes de los vientos,
Los árboles
danzan poseídos, alegres, retorciéndose, dejándose llevar o simplemente sometiéndose a
la fuerza y velocidad de éstos...
Para mi ese
vaivén de los árboles es como una meditación en movimiento de la naturaleza que
en un parpadeo me invita a incorporarme, acoplarme a ese movimiento y formar parte de...
El viento susurra por todos los techos, ventanas, ranuras, hendiduras
Llega hasta
mis oídos ese sonido tan bien conocido, los lóbulos bailan y se erizan
"envientados"
Se cuela por
mis orificios nasales y sin más me
alborota el cabello, me eleva la blusa y arrastra los cojines de mi terraza,
rompe ramas, caen ramas, caen las conchitas... arrasa
El viento, los vientos, la banda Sonora de la
quietud... sonido que me arrulla.
Del mismo modo el viento nos trae la magia de las burbujas de jabón, esas que alguna vez todxs perseguimos y en este alegre recuerdo alegre-melancólico "jabonudo" la coherencia me tira de la mano y me advierte que a como flotan hasta estallar esas burbujas de jabón,
también vuelan y se rompen techos, cielos rasos y tejas de muchos tejados...
Salgo así de
mi arrullo sonoro de la quietud, de sentirme una bailando con todo y,
pienso en los
barcos y pangas del Pacífico y del Atlántico que no han podido zarpar para
cargarse con la pesca de sus “jinetes”…
No hay pesca, no hay langosta, no hay sonrisas, no
hay brete…
Escucho la
música que me llega del bar de la rotonda Universitaria traída por el viento,
Me termino de mecer en la
hamaca y cierro,
Hay un infierno en cada paraíso y un paraíso en cada
infierno…
En Enero el
único que gana es el viento…
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